Con esta legislación, se castigará con hasta ocho años de prisión la usurpación de identidad, uno de los delitos digitales más comunes que afecta tanto a adultos como a menores de edad. Además, el ciberacoso con fines sexuales contra menores se sancionará con penas de hasta cinco años, mientras que el espionaje digital tendrá penas de uno a cuatro años de prisión.
Entre los puntos más polémicos está la tipificación del ciberasedio, definido como insultar, ofender o vejar a una persona por medios digitales de forma insistente, causando daños a su salud emocional. Este delito contempla sanciones de 11 meses a tres años de cárcel, aumentando si la víctima es un menor.
Aunque la ley marca un paso importante en la lucha contra los delitos digitales, especialistas y opositores señalan vacíos, como la falta de agentes capacitados en la Policía Cibernética y la necesidad de mayor prevención en la ciudadanía.
Los delitos digitales como el grooming, la usurpación de identidad o el ciberacoso muchas veces comienzan en la privacidad del hogar, a través de dispositivos que los niños y adolescentes utilizan sin supervisión o protección adecuada.
Por eso, más allá de las sanciones penales, la prevención y la educación digital en casa son clave para mantener a salvo a los más pequeños.
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La nueva Ley de Ciberseguridad es una señal clara de la gravedad de los delitos en línea. Sin embargo, la mejor protección comienza con la prevención en casa y la educación digital responsable.
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